Según las estadísticas recientes, los pacientes que recurren a un tratamiento médico domiciliario responden a enfermedades relacionadas con el envejecimiento de la población, como el mal de Alzheimer, las enfermedades respiratorias crónicas y los cuidados paliativos. En el caso de los más chicos, se observan más tratamientos por neumonía, asma o cardiopatías congénitas.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, entre el 5% y el 10% de los pacientes que ingresan en hospitales en los países desarrollados, contraen infecciones que algunas veces termina con la vida del enfermo.
Cómo funciona el sistema
Cada paciente tiene un programa de atención predefinido (en general en los días previos al alta de una internación institucional) que indica que profesionales lo atenderán y de qué manera. El programa de atención inicial es definido con frecuencia por el médico que lo atiende en el sanatorio u hospital y luego es modificado de acuerdo a la evolución del paciente. Así se definen objetivos del tratamiento, los medios para alcanzarlo y una estimación del tiempo que será necesario. Luego los profesionales concurren al domicilio en fechas y horarios convenidos directamente con el paciente o su familia.
Así, los pacientes que ingresan a un programa de cuidados paliativos (frecuentemente con enfermedades malignas en etapa avanzada) tienen un esquema de atención muy flexible. Es posible que la frecuencia de las visitas se modifique frente a complicaciones; el equipo debe responder a esos cambios. También aquí es importante, que la experiencia permita dosificar el ingreso de diversos integrantes del equipo multidisciplinario (medico, enfermero, psicólogo, trabajador social) para no abrumar al paciente con una invasión a su hogar.